jueves, 5 de abril de 2012

Ávila tierra de cantos y santos... de frío y buen comer!

MI MEJOR MOMENTO/FOTO DEL VIAJE:


Vista de la basílica de San Vicente y la desfilada de caballos desde la muralla



El 17 de enero, coincidiendo con la festividad de San Antón, decidimos visitar Ávila, la capital de provincia más alta de España (1.130m).  La fiesta de san Antón se caracteriza por la bendición de animales domésticos, con lo que pudimos disfrutar de la ciudad y de una de sus tradicionales fiestas.  La Asociación Abulense de Amigos de los Caballos traslada sus caballos ante la iglesia de San Vicente para ser bendecidos y para ello realizan un desfile previo por varias calles de Ávila.


Aparcamos el coche en un párquing subterráneo en la misma Plaza del Mercado Grande, frente a la puerta del Alcázar. De este modo podemos empezar a visitar esta ciudad (declarada Patrimonio de la Humanidad en 1985) por su lugar más característico: las murallas. Éstas se construyeron a lo largo del s.XII y constan de 2'5 km de perímetro y nueve puertas que daban paso a la ciudad, de entre ellas la del Alcázar es la más espectacular y es la que cruzamos en primer lugar. Dentro encontraremos el casco antiguo, al que podríamos considerar una perla protegida por su concha de piedra. De aquí que Ávila sea considerada tierra de cantos y santos, por el protagonismo de sus cantos de piedra y de su religiosidad (se le atribuye la casa de Santa Teresa de Jesús).  


La atmósfera conserva una tranquilidad y un sosiego que invita a andar paseando, sin prisas, por sus calles bien cuidadas.


Puerta del Alcázar












Tan solo con bajarnos del coche nos damos cuenta que la Sierra de Gredos ha dejado su puerta abierta con lo que nos llega un aire gélido. A las 12 del mediodía el termómetro marca -2º. Con esto y las fotos de la fuente completamente helada lo digo todo...






Así que para quitarnos el frío de encima encontramos una buena solución: empezar a subir escalones para acceder a la parte alta y transitable de la muralla! Pagamos 5 euros por persona y empezamos el recorrido por una más que empinada escalera. Durante el XIX algunas ciudades españolas derribaron los restos de sus murallas para poder expandirse y albergar a mayor población. Ávila no disponía de suficiente dinero para hacerlo con lo que postergó la demolición. Poco a poco el número de turistas que visitaban las murallas fue aumentando con lo que no tansolo no se derribó la fortaleza sino que se empezó un proceso de restauración. Posteriormente fueron muchos los niños que subían a las murallas para divertirse lanzando piedras y globos de agua a los transeúntes con lo que el ayuntamiento se vio forzado a cobrar una entrada para evitarlo...











La ruta por las murallas nos ofrece bonitas vistas de la ciudad así como de sus principales monumentos. En primer lugar destacamos la Plaza del Mercado Grande donde hemos aparcado el coche. Desde aquí vemos, desde otra perspectiva, como aguarda la iglesia de San Pedro.


Iglesia de San Pedro desde las murallas





El recorrido nos trae ahora frente a la parte lateral de la catedral, el monumento más alto de la ciudad que con su aspecto de fortaleza no destaca de su entorno amurallado.






No acaban aquí los templos que se pueden observar desde la muralla con lo que pronto divisamos la  iglesia de Santiago, de origen románico, la cual sobresale de entre las estupendas vistas de la ciudad y parte de la comarca.



El paseo por el recinto amurallado se hace agradable y tranquilo ya que prácticamente estamos solos caminando por estos muros. Y me imagino el motivo... ¡Qué frío!

La muralla, de origen medieval, tuvo una función defensiva y sirvió también para controlar la entrada de alimento, así como para aislar a los ciudadanos de posibles enfermedades.












El recorrido llega a su fin, por el momento. Para realizar la visita completa deberemos subir al adarve desde la Casa de las Carnicerías o desde el Arco del Carmen. Lo haremos dentro de un rato. Ahora nos disponemos a seguir descubriendo la ciudad desde sus calles. Nuevamente desde la Puerta del Alcázar decidimos bordear la muralla por el Paseo del Rastro. El paseo es ameno y cómodo pero para quienes no quieran cansarse existe el murallito, un trenecito que durante 30 minutos bordea todo el perímetro de la muralla y transcurre por gran parte del casco histórico, previo pago de 4 euros en el caso de los adultos (los niños menores de 11 años pagan 3 euros). El lugar para montarse en este tren turístico es la plaza de San Vicente a la que llegamos nosotros también andando.

Iglesia san Pedro vista desde la Puerta del Alcázar



Paseo del Rastro








En la plaza de San Vicente, a parte de encontrar la parada del murallito, encontramos la Basílica de San Vicente frente a la cual los vecinos se han congregado con sus mascotas para que éstas sean bendecidas. Personalmente no me caracterizo por mi faceta religiosa aunque me gusta conocer historias mitológicas. Respeto a todo aquél que crea en ellas, yo simplemente me las tomo como novelas o fábulas creadas con el afán de entretener. El caso es que me causó curiosidad saber porqué el 17 de enero se bendice a los animales en nombre de San Antón y la leyenda cuenta que a Antonio (un santo de origen egipcio) se le acercó una jabalina con sus jabatos ciegos y éste les curó la ceguera. Desde entonces la madre decidió quedarse a protegerlo de cualquier animal peligroso. Así desde 1889 empezó la creencia de que la bendición de San Antón podía alargar la vida de los animales y por ello los ganaderos empezaron a llevar cada 17 de enero a sus ovejas, vacas o mulas a la iglesia para garantizar un buen año.  

Plaza y basílica de san Vicente





Decidimos continuar de nuevo nuestro recorrido por las murallas desde la casa de las Carnicerías, un edificio municipal adosado a la muralla, situado en el arco del Peso de la Harina. Desde allí empezamos a recorrer el último tramo de la muralla y nos entretenemos hasta que empieza el espectáculo del desfile de caballos. Gozamos de una estupenda vista de parte del recorrido de los jinetes hasta llegar a la plaza de San Vicente donde una muchedumbre los espera frente a la basílica de San Vicente para contemplar como los equinos son bendecidos.


































Ahora si es momento de terminar nuestro recorrido por la muralla y por la ciudad. ¿Hay mejor manera de hacerlo que delante de un buen chuletón? Seguramente comiendo un buen chuletón con vistas a la catedral... Y así lo hacemos. Para poner el broche final a nuestra visita a Ávila callejeamos pausadamente hasta llegar a la catedral y una vez allí decidimos llenar nuestros estómagos en el restaurante Alcaravea, casi pegado a ésta. Dudamos a la hora de entrar ¿nos darán un sablazo por su ubicación? Tenemos hambre y decidimos probar y acertamos. Comimos muy bien, a un precio más que razonable con unas bonitas vistas a la fachada principal de la catedral. ¿Que más se puede pedir? Pues volver al coche disfrutando por última vez del casco antiguo, transportándonos a las historias vividas siglos atrás muros adentro, degustando unas yemas típicas que compramos en una de las muchas pastelerías especializadas. ¡Un final muy dulce!


Catedral



Restaurante Alcaravea donde comimos






 LO MEJOR: El paseo por las murallas contemplando el desfile de caballos.

9 comentarios:

  1. La verdad es que un poco de fresquito sí que tiene pinta que hacía, jejejejeje. A mí Ávila me encanta y siempre que puedo me escapo para allá, su gastronomía está muy buena y además está cerquita (relativamente) de Madrid. Un abrazo. ;-)

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    1. Pues no tenía muchas referencias de Ávila (ni buenas ni malas) así que me llevé una grata sorpresa, me encantó. Es un lugar tranquilo, bonito y cuidado. La única pega el frío pero andando a uno se le pasa! Jejeje.

      Y gastronómicamente no me pasó como en Segovia, no... Aquí acerté de lleno!! jejeje.

      Estoy segura de que voy a volver a pasear por sus calles, así que a lo mejor un día nos encontramos paseando por allí... ;-)

      Un abrazo!!

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    2. Pues lo mio no tiene perdón. Mi pareja tiene una casa a 30 minutos de la ciudad de Ávila, en pleno valle de Iruelas, y aún no he ido a visitar la ciudad enserio.. He ido dos veces y siempre a hacer algo en concreto, pero nada más. Y a comer... jejejeje, pero a algún pueblo cercano. mmmmm chuletón de Ávila!!

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    3. Pues te recomiendo que un día que no tengais nada que hacer os deis un paseíto por sus calles, a mi me encantó. Y como recompensa al paseíto... un buen chuletón por supuesto!!!! jejeje.

      Gracias por el comentario y saludos!!!!

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  2. A mí también me encanta Ávila, fui hace dos inviernos y me tocó frío, mucho frío y un cielo gris, que en nada se parece al de tus preciosas fotos. También nos tocó lluvia por lo que tenemos que volver a acabar de conocerla bien. Por supuesto comimos estupendamente! Un saludo!

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    1. Pues sí, cualquier ciudad luce mucho más si la podemos visitar con buen tiempo, así que te animo a que vuelvas con la excusa de volver a disfrutar la ciudad y de paso te das un homenaje con un buen chuletón! jejeje.

      Un abrazo!!

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  3. Volveré, el homenaje nos lo dimos, pero no nos importa repetirlo ;-)

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  4. muy lindo ahi agregue el #postamigo
    un abrazo
    http://viajarcuesteloquecueste.blogspot.com.es/2013/08/avila-un-breve-paso-por-la-ciudad.html

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    1. Gracias Ale, ya te enlazado a ti también.

      Saludos y gracias por pasarte!!

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