MI MEJOR MOMENTO DEL VIAJE:
Monasterio de Piedra |
ITINERARIO:
Día 1 (30 octubre 2011): Madrid - Nuévalos (Monasterio de Piedra) - Illueca
Día 2 (31 octubre 2011): Illueca
Día 3 (1 noviembre): Illueca - Madrid
ALOJAMIENTO: Nos alojamos en el Castillo de Papaluna en Illueca. Se nos antojaba una estancia distinta al típico hotel y qué mejor que dormir en un castillo! Miramos la web y nos encantó, así que reservamos un pack de estancia romántica que incluía una botella de cava y bombones en la habitación y una cena romántica, aspectos espléndidos para una velada romántica. Llegamos a Illueca, el pueblo en sí no nos enamora pero vamos pendientes de encontrar la hospedería que ha generado en nosotros grandes expectativas. Llegamos al castillo, de entrada nos gusta, nos cuesta un poco encontrar la recepción (en el 2º piso), nos dan habitación y nos dicen que el detalle de los bombones y el cava nos lo llevarán a la habitación en cuanto estemos cenando. Bueno... Accedemos a la zona de habitaciones y nos parece un hotel completamente convencional, recién remodelado, con un toque rústico y bonito, pero nada más. Entramos en la habitación y nos encontramos otra sorpresa: dos camas!! ¿Qué concepto tienen de una velada romántica? Mi pareja y yo llevamos 7 años viviendo juntos y por lo tanto durmiendo juntos, estamos acostumbrados a ello y vamos a pasar un fin de semana "romántico" durmiendo separados? Estudiamos la posibilidad de juntar las camas pero es imposible, los cabeceros estan anclados a la pared y además hay unas lámparas colgando de la pared justo enmedio de las dos camas que lo impiden!!! En la web habíamos visto camas con dosel y nos habíamos hecho a la idea, pero serán camas exclusivas de las suites... Si se pretende una estancia especial, con habitación y cama de cuento, recomiendo preguntar antes y si os lo podeis permitir reservar la suite para satisfacer las expectativas creadas. Si se pretende un hotel bonito, en un entorno rural y tranquilo es perfecto.
Día 1 (30 octubre 2011): Madrid - Nuévalos (Monasterio de Piedra) - Illueca
Nos levantamos sin despertador (la noche anterior decidimos que no queríamos madrugar), desayunamos y nos ponemos a la carretera. En poco más de 2 horas nos encontramos con la salida 204 que nos hace abandonar la A-2 para seguir por carreteras secundarias unos pocos quilómetros más. Llegamos al Monasterio sobre las 11.30h, aparcamos en el inmenso párquing gratuito y nos dirigimos a las taquillas donde nos encontramos una buena cantidad de gente. Ya se sabe: a quien madruga Dios le ayuda y quien no se traga una cola!!!!!! Pero avanzamos de forma rápida y además no tenemos ninguna prisa, el parque abre de 9 a18h así que tenemos todo el día por delante! Lo único que hay que tener en cuenta es el horario de la visita monumental al Monasterio Cisterciense (que data del año 1195) (de 10-13.15 y 15-18h) en caso que se desee visitar.
El Monasterio de Piedra es un magnífico lugar formado por un paisaje natural sin igual, constituido por cascadas, cuevas, puentes y lagos se erige como un regalo de la naturaleza. Para aquellos que quieran una visita especial existe la posibilidad de realizar rutas en segway de 35 minutos (15 euros). El itinerario pasa por el exterior del camino de la Abadía llena de castaños, la Torre del Homenaje s. XIII, la antigua muralla, la Cruz de Gayarre y el Palacio Abacial. Otra posibilidad es el paseo en carruaje tirado por mulas de 1 hora de duración por 10 euros (se exige un mínimo de 4 personas por carruaje). En nuestro caso hicimos la visita tradicional: andando que es gerundio! Y tardamos unas dos horas y media.
Es curioso pensar que las rocas que forman parte del parque se formaron en el fondo del mar y posteriormente se comprimieron y aparecieron en superficie. Aunque no sólo encontramos rocas en el Monasterio de Piedra sinó que los amantes de los árboles pueden deleitarse con almez (25m), fresnos, chopos, saúcos, castaños, higueras, nogales, plátanos, etc. Desde luego conforman una perfecta definición de una estampa otoñal. El efecto del agua en las rocas dejó el paso a formaciones rocosas en forma de cuevas, algunas de las cuales se puede acceder.
Empieza nuestra ruta y sin apenas haber visto nada ya quedamos sorprendidos por lo que encontramos a nuestro paso. Una pequeña cascada envuelta de vegetación y abrazada por unos incipientes rayos de sol nos enamoran a primera vista.
Subimos tansolo unos metros y nos maravillamos con dos grandes saltos de agua que dan lugar a un estanque de aguas azul verdosas.
Nuestros sentidos se acostumbran a tal belleza pues el paisaje nos inunda de bellos parajes, a cual mejor. Eso sí, recomiendo utilizar un calzado cómodo puesto que el recorrido transcurre por caminos de tierra y escaleras de madera que en las zonas sombrías y húmedas se tornan un poco resbaladizos.
Cola de caballo, el mayor salto de agua del paraje |
El parque no solo acoge a la flora, sinó que guarda un lugar privilegiado a la fauna. A parte de las truchas que pueden verse saltar río arriba, existe un espacio reservado a las aves rapaces: búhos, halcones y buitres.
Son casi las 14h y con tanta caminata nos ha entrado un hambre voraz! En el parque existe una buena oferta gastronómica, ubicada en la misma entrada. En nuestro caso elegimos el restaurante Reyes de Aragón, restaurante situado en el interior del Hotel Monasterio de Piedra, el cual ofrecía un menú de 20 euros. Había una opción un poco más económica, del Restaurante Piedra Vieja, el cual disponía de un menú de 13,50 así como la posibilidad de comer bocadillos, platos combinados, pizzas, etc. Esta opción fue la escogida por la mayoría de los visitantes que se quedaron a comer en el parque, sobretodo aquellos que iban con niños, con lo que se intuía que había bastante bullicio y ruido en el interior del establecimiento. Nos apetecía disfrutar de una comida relajada así que nos fuimos directos al Reyes de Aragón y acertamos. Cuando llegamos estaba a la mitad de su capacidad pero en pocos minutos quedó completo, con lo que no conviene ir más tarde de las 14.30h si no se quiere esperar para sentarse en una mesa. El lugar además de ofrecer buenos alimentos tiene un encanto que lo hace especial: techos altisimos, puertas de madera antiguas, decoración propia de un encantador castillo que toma su máxima expresión a la hora de ir al baño. Para ello es necesario atravesar un largo y ancho pasillo de techos máximos, adornados con bóvedas y arcos, colmado de puertas de madera y descansillos a los lados. Se trata de la hospedería del monasterio que por sus ventanas deja entrever el claustro-jardín del convento. Hay que decir que en las inmediaciones del parque también existe una amplia oferta de restauración con menús a precios muy asequibles.
Con el estómago lleno decidimos dar un último paseo antes de irnos. Descubrimos un curioso "árbol" que nos evoca la navidad, pero a éste no le brillan las bolas rojas ni las lucecitas sinó los candados de los enamorados!! La costumbre de unir dos candados y tirar la llave al rió en señal de amor nació en el año 2006 en el Ponte Milvio de Roma gracias a la novela de Federico Moccia (Tengo ganas de ti) aunque se extendió rápidamente a diversas ciudades italianas, primero, y a capitales del resto del mundo después. En este caso me queda claro el destino de los candados (por cierto los olvidadizos pueden comprarlos en la tienda de souvenirs del parque) pero no me queda claro que se hace con la llave: ¿se guarda y se tira posteriormente a algunos de los ríos, lagos o cascadas del parque? ¿Simplemente se guarda? Sea como sea no está mal que sigan perdurando signos de romanticismo y muestras de amor en un país en el que existe un divorcio cada cuatro minutos, ¿no? Y que mejor que econtrarlo en un parque tan seductor el cual seguro ha sido testigo del amor de muchas parejas, pedidas e incluso se celebran bodas. Sin duda es una buena forma de empezar un fabuloso y amoroso plan de fin de semana.
Una hora de carretera nos separa de nuestro nuevo destino: Illueca, el pueblo que custodia el Castillo de Papaluna, nuestro alojamiento. Cuando llegamos a Illueca nos encontramos un es un pequeño pueblo (unos 3.000 habitantes) sin demasiado encanto, así que vamos directo al castillo. Lógicamente se encuentra en el punto más alto del pueblo, justo pegado a una plaza donde se puede dejar el coche.
Como he apuntado en el apartado referente al alojamiento nos esperábamos algo distinto. A partir de este punto se convierte en un hotel bastante convencional. Queremos descubrir un poco Illueca y empezando a recorrer los alrededores del castillo el cual nos ofrece una bonita vista de todo el pueblo.
Vistas de Illueca desde el castillo |
Vista de la fachada del castillo desde una terraza del mismo castillo |
Alrededores del castillo |
Iglesia vista desde el castillo |
Como todavía quedan algunas horas de luz nos disponemos a visitar el pueblo y aunque nos empeñamos en hallar su encanto, éste no aparece a nuestro encuentro... Realmente el pueblo no tiene mucho más que la plaza, el castillo (y sus vistas) y la tranquilidad, que no es poco! Se percibe dejadez de algunas de sus calles, formadas por edificios viejos, vacíos y abandonados. Los que no son de nueva construcción. Bien, vuelta atrás, una ducha y a la cenita romántica.
Creo que lo único que tenía de romántico la cena fue una florecita que había en la mesa a nuestra llegada puesto que la cena se produjo en un amplio comedor con un montón de parejas con la misma cena, con lo cual podías adivinar en cada momento cuál sería tu siguiente plato. Pero bueno, los momentos románticos los crea uno en su mente, con su predisposición y con una buena compañía, así que lo demás es todo superfluo (aunque algunas circunstancias y detalles puedan contribuir un poco). De la comida no tengo ninguna queja: unos embutidos como entrante, un pastel de marisco de primero, un solomillo con salsa de setas de plato principal y un pastel de chocolate blanco de postre. Y llegamos a la habitación y si: la sorpresa (que ya no lo era...)! Botella de cava y bombones!
Día 2 (31 octubre 2011): Illueca
Nos levantamos, desayunamos y nos metemos en el coche. No hay mucho que hacer en los alrededores así que nos vamos a visitar un embalse que está situado a unos 30 minutos. Pienso que sería un acierto que bien el hotel, bien una empresa privada en colaboración con el hotel ofreciera actividades de ocio para disfrutar de la naturaleza, principal bien de la zona. Hay múltiples opciones: trekking, paseos en caballo, en quad, tiro con arco, etc. De este modo las estancias podrían ser más completas para quienes no solamente quieren descansar sinó disfrutar del entorno de forma activa.
Llegamos al embalse de Maidevera en Aranda de Moncayo. Estamos solos, así que podemos disfrutar de este remanso de paz de forma exclusiva. Nos pasamos un buen rato observando el paisaje, escuchando solamente el chapoteo de algunos peces que al saltar fuera del agua crean un curioso efecto en el agua. Debo decir que la placidez del momento se truncó de golpe al contemplar un ramo de lirios conmemorando algún fallecimiento junto a las rocas. La verdad es que me provoca una situación bastante incómoda este tipo de ofrendas en lugares públicos. Respeto profundamente la expresión de dolor de los familiares y amigos, acepto la conveniencia de acudir a un lugar tan fatídico para no condenarlo y seguir el camino de la aceptación en lugar del sendero de la represión y la opresión. Por lo tanto comprendo que se trata de un acto totalmente legítimo para los seres queridos quienes pueden sentir un ligero alivio para el alma al percibir que están haciendo lo único que pueden hacer ya para la persona que partió. Pero por otro lado este gesto me crea una sensación de inseguridad y de tristeza y noto un latigazo que me recuerda lo vulnerables y efímeros que somos lo cual por otra parte me hace valorar algo tan básico y esencial como es estar vivo. Sin duda no me deja indiferente. Al poco rato nos vamos. Nos metemos en el coche y volvemos a casa.
VALORACIÓN:
LO PEOR: Las dos camas de la habitación del hotel, la poca oferta de ocio activo en la zona y la poca consonancia del castillo con el pueblo de Illueca.
Relatos de otros viajeros #Postamigo
- En el Mundo Perdido: Monasterio de Piedra
- Mis viajes y sensaciones: Monasterio de Piedra, un paseo entre cascadas y grutas
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Es una excursión que tengo pendiente hace tiempo, así que está muy bien toda la información que das. Habrá que esperar a que pase este calor tan tremendo que estamos teniendo este agosto. Quizá el otoño sea buen momento.
ResponderEliminarSaludos.
Pues la verdad es que merece la pena, es un lugar que da mucho juego a la fotografía seguro que disfrutarías mucho con tu cámara!!! Además tampoco está tan lejos de Madrid...
EliminarEn Otoño, cuando fuimos nosotros, estaba todo precioso. Pero a lo mejor en primavera, con el agua del deshielo, las cascadas son más impresionantes. Tendré que volver a comprobarlo!! ;-)
Por cierto vi tus fotos de Asturias, otro destino pendiente...
Saludos!